lunes, 15 de septiembre de 2008

LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO

Pirámides de Gizeh

La más antigua de las maravillas, y, curiosamente, la única que ha llegado hasta nosotros, es el monumental conjunto de las pirámides de Gizeh, en Egipto. Las majestuosas pirámides fueron construidas como recinto funerario a Jufu, más conocido por su nombre griego Keops, faraón de la cuarta dinastía del antiguo Egipto. Según Herodoto, escritor griego, en la pirámide trabajaron sin descanso cien mil hombres en turnos de tres meses durante veinte años. Las dimensiones de esta majestuosa edificación son asombrosas, fue la construcción más elevada hasta la aparición de la Torre Eifel en 1889.

La fecha estimada de terminación de la Gran Pirámide es en 2570 a.C. y fue la primera y mayor de las tres grandes pirámides de la Necrópolis de Giza. Poseía una altura original de 146,61 m, siendo en la actualidad de 136,86 m, al haber perdido con el paso de los tiempos una capa que lo recubría. Sus cuatro lados son de 230 m con una diferencia entre éstos de tan sólo el 0’01%. En su construcción se emplearon en torno a dos millones y medio de bloques de piedra, de pesos comprendidos entre las 2,5 y las 60 toneladas, que según napoleón Bonaparte bastarían para cercar Francia con un muro de tres metros de altura y unos 40 centímetros de grosor.

Dicha pirámide está rodeada de un gran misterio ya que sin brújula, aún no existía al inventarse en el s. IX, orientaron sus cuatro paredes a los cuatro puntos cardinales con una precisión pasmosa; sin hierro practicaron agujeros que parecen hechos con un taladro en los que al examinar las muescas se ve que cada vuelta de torno profundizaban en el granito hasta doscientas veces más que lo que lograríamos nosotros hoy con un taladro de punta de diamante; y sin instrumentos ópticos orientaron algunos canales internos hacia la posición que ocupaban estrellas como Sirio, Zeta Orión o Alfa del Dragón, muy importantes dentro del contexto religioso egipcio.

Jardines Colgantes de Babilonia

El rey Nabucodonosor II, famoso por ser un gran guerrero y conquistador, es también conocido por sus buenas dotes como constructor, al llevar a cabo numerosas construcciones monumentales en la ciudad de Babilonia, llamada Babel en la Biblia. Esta ciudad era llana, lo que entristecía a su esposa Amytis, al provenir de las montañas. Por ello, ordena la construcción de unos jardines en forma de colina, exuberantes de árboles, flores, arbustos. Ocupaban una superficie de 19.600 m2 y alcanzaban una altura estimada de 90 m, según referencias de historiadores clásicos como Estrabón, y fueron construidos entre 605 a.C. y 562 a.C.

Los jardines de terrazas escalonadas, se realizan con grandes piedras, pues los ladrillos utilizados en las construcciones normales no resisten bien la humedad. Para elevar el agua y poder regar los jardines, mediante un complicado sistema de irrigación, se construye una máquina semejante a una noria que transportará el agua desde un pozo. De esta forma Nabucodonosor consigue crear un aparente monte cubierto de exuberante vegetación.

Los jardines se realizan junto a la orilla para que así, los viajeros que tienen prohibida la entrada a la ciudad puedan contemplar la magnifica construcción, al poder visualizarse las copas de los árboles desde cualquier punto de la ciudad, incluso desde fuera de las dobles murallas de la ciudad.

Templo de Artemisa

El gran Templo fue dedicado a la diosa Artemisa (o Diana para los Romanos) en la ciudad de Éfeso (Turquía) hacia el 550 a.C., empleándose 120 años en su construcción, y fue destruido por un incendio en el año 356 a.C. por un mendigo demente, Eróstrato, con el único fin de lograr fama. Artemisa, hermana de Apolo, era la diosa griega de la Luna, la naturaleza y la fertilidad.

La reconstrucción del primer templo comenzó por orden de Creso, rey de Lidia, conocido por ser protector de sabios y artistas, e inventor de las monedas. Abrió una suscripción pública, a la que todos los ciudadanos podían aportar para su ejecución.

Sus dimensiones le conferían una gran majestuosidad, haciéndolo mayor al Partenón. Contaba con 127 impresionantes columnas de 20 metros de altura, algo descomunal para su época y contaba en su interior con incalculables riquezas, como esculturas de mármol de Escopas, escultor griego.

Estatua de Zeus en Olimpia

Su ejecución se debió a Fidias, el más famoso de entre todos los escultores de la antigua Grecia, en el año 433 a.C., y fue situado en el templo de su nombre en la ciudad de Olimpia, lugar donde se originaron los juegos olímpicos. Empleó la técnica crisoelefantina, consistente en cincelar sobre marfil y añadir por encima oro, representando la carne y las vestiduras del personaje. Fidias empleó más de un año en llevar a cabo la estatua, lo cual nos da idea de su gran tamaño y de su detalle y calidad.

De acuerdo a una fuente contemporánea medía aproximadamente doce metros de alto. Zeus fue sentado sobre un majestuoso trono hecho de madera de cedro embutida con marfil, oro, ébano y piedras preciosas. Sobre la mano derecha de Zeus se encontraba una pequeña estatua de Niké, la diosa griega de la victoria, y sobre su mano izquierda se encontraba un cetro brillante con un águila en la punta.

En el año 394, fue transportada a Constantinopla (actual Estambul), donde se dice que fue destruida por un incendio provocado por fanáticos cristianos de tiempos del emperador bizantino Teodosio II.

El Mausoleo de Halicarnaso

Situado en la ciudad de Halicarnaso, actual Bodrum (Turquía), era una tumba monumental de mármol blanco construida en honor a Mausolo, rey de Caria. El proyecto fue concebido por Artemisa, su esposa y hermana. La construcción pudo haber comenzado durante el reinado de Mausolo y pudo haber sido terminado alrededor del 350 A.C., tres años después de la muerte de Mausolo y un año después del fallecimiento de Artemisa.

La construcción de esta monumental tumba fue encargada a los arquitectos Sátiros y Piteos, quienes construyeron una estructura rectangular de 30 por 40 m, sobre ella 117 columnas jónicas en dos hileras sosteniendo el techo en forma de pirámide escalonada, y sobre este último la estatua de una cuadriga con las esfinges del rey y la reina, alcanzando en conjunto unos 50 m de altura. Para completar esta maravilla, los mejores escultores griegos de la época tallaron figuras y relieves en su estructura.

Soportó las invasiones y destrucción de la ciudad por parte de Alejandro Magno, los bárbaros y los árabes, pero, finalmente, fue destruido por un terremoto en el año 1404. Durante el siglo XIV los Caballeros de San Juan lo terminaron de demoler y utilizaron los restos para la construcción del Castillo San Pedro de Halicarnaso. Durante esta época, se encontraron una serie de túneles, debajo de la construcción, que llevaban a los sarcófagos de los difuntos reyes. La tumba fue saqueada por ladrones y por eso hoy ya no quedan resto de ella.

Faro de Alejandría

En el año 290 a. de C., el rey Ptolomeo decide construir una gran torre que sea vista desde la lejanía y sirva para guiar a los numerosos barcos que acuden constantemente a Alejandría (Egipto). Para ello elige la pequeña isla de Faros, según la leyenda variación de la "Isla de los Faraones”.

Los cálculos detallados para la estructura y sus accesorios se efectuaron en la famosa Biblioteca de Alejandría. Cuando se finaliza, la torre mide más de 117 metros. En su cima está equipada con espejos metálicos para señalar su posición reflejando la luz del sol; y por las noches, a falta de luz, se enciende una hoguera.
Esta maravilla va a durar bastante, unos mil seiscientos años, hasta que en el siglo XIV los terremotos la derriben. De nuevo, como el Mausoleo, el nombre de esta maravilla, que en realidad es "la Torre de Faros", designará a todas las construcciones posteriores realizadas con el fin de mostrar el camino a los barcos.

Coloso de Rodas

La última de las maravillas, situada en la isla de Rodas, se erige la colosal estatua para celebrar el triunfo ante el temible guerrero Demetrio I Poliarcetes, que pretendía apoderarse de este importante emplazamiento por su situación geográfica, privilegiada para comerciar con Grecia, el Asia Menor e incluso Egipto. Con un armazón de hierro y forrada con placas de bronce, la estatua, cuando se termina, mide nada menos que 32 metros de altura y 70 toneladas de peso (70.000 kg). Su fama atraerá a viajeros de todo el mundo antiguo para verlo.

Cincuenta y seis años después de su construcción, en el 223 a. de C., un terremoto derribó al Coloso. Los habitantes de Rodas, siguiendo el consejo de un oráculo, decidieron dejar yacer sus restos donde cayeron. Y así fué, durante cerca de novecientos años, hasta que en el 654 d. de C. los musulmanes se apoderaron del bronce como botín en una incursión.

2 comentarios:

rosita dijo...

ooohhhhhh que bonitoooooooo jajaja la palabra clave para publicar el comentario es muy buena kmorro jajajaajajajaj eso porque? me tengo que dar por aludida???

Richard dijo...

MUY LINDO ESTA ESO LA MARAVILLA D MUNDO T LOS PUSE EN LOS DOS BLOG

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